P Ë X
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Corriendo
Corría por la ciudad, a toda velocidad. Los grises edificios no evocaban ningún tipo de atracción para mirarlos, la vista los ignoraría, los tomaría como parte del horrible paisaje de esa mañana de invierno.
Más rápido, cada vez más rápido, me movía, si alguien pudiese haberme visto, vería a una gacela corriendo, espantada por un depredador que andaba en la oscuridad. Pero no era tan así. El depredador no me perseguía, ni siquiera había uno, y si lo hubiese ya estaría muerto, porque con tan sólo una simple mirada, su corazón habría parado de latir.
Llegué a la esquina, junto al edificio blanco, reluciente. Era el único con que la vista podía distraerse, pero lo ignoré, tal vez por lo concentrado que estaba en la misión, o porque de gris este se tiñó. Y seguí corriendo esta vez ya no tenía aliento, y tuve que parar, sobre el gran sauce junto al río.
Allí estaba, todavía flotando en aquella balsa de madera, el ataúd sellado. El que dentro tenía a un cuerpo condenado y violado, torturado y demacrado, tu cuerpo sin vestiduras, aún recuerdo tus largos cabellos oscuros, y tus ojos, esos bellos ojos que me juzgaban que me condenaban.
Lo tuve que hacer, no había otra opción. Até la cuerda de la balsa a mi cuello, y dejé que la corriente me arrastrara hasta el fondo del río.
Más rápido, cada vez más rápido, me movía, si alguien pudiese haberme visto, vería a una gacela corriendo, espantada por un depredador que andaba en la oscuridad. Pero no era tan así. El depredador no me perseguía, ni siquiera había uno, y si lo hubiese ya estaría muerto, porque con tan sólo una simple mirada, su corazón habría parado de latir.
Llegué a la esquina, junto al edificio blanco, reluciente. Era el único con que la vista podía distraerse, pero lo ignoré, tal vez por lo concentrado que estaba en la misión, o porque de gris este se tiñó. Y seguí corriendo esta vez ya no tenía aliento, y tuve que parar, sobre el gran sauce junto al río.
Allí estaba, todavía flotando en aquella balsa de madera, el ataúd sellado. El que dentro tenía a un cuerpo condenado y violado, torturado y demacrado, tu cuerpo sin vestiduras, aún recuerdo tus largos cabellos oscuros, y tus ojos, esos bellos ojos que me juzgaban que me condenaban.
Lo tuve que hacer, no había otra opción. Até la cuerda de la balsa a mi cuello, y dejé que la corriente me arrastrara hasta el fondo del río.
viernes, 21 de octubre de 2011
Un poco de melancolía
La fascinación que alcanza mi espíritu, al inmolarlo y convertirlo en polvo, adquiere una interpretación sumamente peculiar de la realidad como se la presenta. A cada paso que doy, mi mente empieza a tramar una historia, un cuento sin memoria.
¿Llorarme?, ya sé que nadie lo hará porque tan solo estaré. Moriré descalzo, tirado en un charco de lágrimas como un solitario. Tal vez sea mi destino, pero en mí corazón, creo que no lo destino.
¿Pensar en mí? Sólo yo puedo, porque ya no tolero pensar en los demás demasiado. Desconfianza tal vez, pero tu seguirás culpándome con mi inmadurez. Discúlpame pero no la entera razón tienes para insultarme así, a mi intenciones que de bien quisieron venir. Dices que soy inmaduro, pero mÍrate un día al espejo y verás que soy más complejo que todas tus neuronas y que la madurez lo dices como excusa, porque no quieres admitir que te equivocaste.
Yo me he equivocado, y lo digo sin dudarlo. ¿Quieres que cambie? ¿Para ser otro imbécil del montón? Perdona pero eso no es la intención. ¿Que quiero resaltar? Me río en tu cara, porque sé que ya no tienes argumentos, sal de aquí y no vuelvas hasta tener originalidad.
No siento amor ni compasión, no siento otra cosa que dolor, aunque me ría, lo hago pero es una mentira. No le echaría la culpa a mis padres jamás, no como ustedes que son caprichosos y malcriados, se nota que les falta humildad o habilidad para autocorregirse. ¿Alcohol? ¿dónde me viste bebiéndolo? Jamás. Así que no me digas que soy un vago, un inútil barato. Porque me esfuerzo en cada momento, no hago otra cosa que tratar de superarme a mi mismo en cada cosa que hago correcto.
PËX :]
¿Llorarme?, ya sé que nadie lo hará porque tan solo estaré. Moriré descalzo, tirado en un charco de lágrimas como un solitario. Tal vez sea mi destino, pero en mí corazón, creo que no lo destino.
¿Pensar en mí? Sólo yo puedo, porque ya no tolero pensar en los demás demasiado. Desconfianza tal vez, pero tu seguirás culpándome con mi inmadurez. Discúlpame pero no la entera razón tienes para insultarme así, a mi intenciones que de bien quisieron venir. Dices que soy inmaduro, pero mÍrate un día al espejo y verás que soy más complejo que todas tus neuronas y que la madurez lo dices como excusa, porque no quieres admitir que te equivocaste.
Yo me he equivocado, y lo digo sin dudarlo. ¿Quieres que cambie? ¿Para ser otro imbécil del montón? Perdona pero eso no es la intención. ¿Que quiero resaltar? Me río en tu cara, porque sé que ya no tienes argumentos, sal de aquí y no vuelvas hasta tener originalidad.
No siento amor ni compasión, no siento otra cosa que dolor, aunque me ría, lo hago pero es una mentira. No le echaría la culpa a mis padres jamás, no como ustedes que son caprichosos y malcriados, se nota que les falta humildad o habilidad para autocorregirse. ¿Alcohol? ¿dónde me viste bebiéndolo? Jamás. Así que no me digas que soy un vago, un inútil barato. Porque me esfuerzo en cada momento, no hago otra cosa que tratar de superarme a mi mismo en cada cosa que hago correcto.
PËX :]
martes, 4 de octubre de 2011
Lunes 29/08
"Palabras que no llegaron,
¿Donde se habrán escondido?
No sé, pero no lograron
cumplir el objetivo.
Palabras doradas,
no sé donde se habrán ido,
pero enamoradas
llegaron a sus oídos.
Palabra oscuras,
son las que pronuncié,
al irse las alegrías
con las que soñé."
¿Donde se habrán escondido?
No sé, pero no lograron
cumplir el objetivo.
Palabras doradas,
no sé donde se habrán ido,
pero enamoradas
llegaron a sus oídos.
Palabra oscuras,
son las que pronuncié,
al irse las alegrías
con las que soñé."
lunes, 3 de octubre de 2011
Teoría de la oscuridad
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